(Extraído de ar.m.globedia.com)
Desde siempre hemos conocido los beneficios que nos aporta la medina natural. Los pueblos indígenas, grandes sabios del conocimiento medicinal, conocen tratamientos naturales que les ofrece el bosque y las selvas para sus problemas de salud y que dan un resultado satisfactorio, hasta tal punto, que muchos fármacos de hoy en día proceden de estos conocimientos milenarios que han sido robados para crear fórmulas que después han sido puestas a la venta de una forma exorbitante.
El negocio de la salud, como el de la semilla o el de la patentes, prolifera de forma exponencial en nuestra sociedad que sigue poniendo reparos a la medicina de la Tierra. Los gobiernos apoyan a las farmacéuticas y éstas venden sus productos comerciales a los médicos para que las receten a los enfermos. Todo un proceso comercial donde existen regalos, viajes, congresos ficticios y numerosas otras actividades que pasan el limite de la legalidad, convirtiéndose en un oscuro circuito mafioso, como así lo demuestra el investigador Miguel Jara en su libro "Laboratorio de médicos".
Y mientras, el Ministerio de Sanidad y la justicia, callan ante este lamentable y laborioso trabajo que realizan las empresas farmacéuticas, algunas de ellas con contactos de importancia en las más altas esferas de la política. Y nadie hace nada, nadie protesta, estamos en una cadena de silencio que nos da miedo levantar nuestra voz ante injusticias que recaen en nuestras mismas cabezas, en nuestros familiares e hijos.
Ellos, quien sean, han realizado un gran esfuerzo para poner en tela de juicio la medicina alternativa y lo han hecho por temor a perder el negocio y lo malo, es que ha calado en mucha gente que no se atreve a seguir el camino de la medicina natural. Con ello, no quiero tapar con una tupida manta la medicina convencional, pero depende para que casos y según lo que el paciente quiera, se debería dejar opción, vía libre, para que cada uno elija voluntariamente lo que le conviene para su salud y las dos medicinas, tendrían que ser financiadas por la Seguridad Social, organismo a quien pagamos para salvaguardar nuestra fortaleza.
El premio Nobel de Química 2009, el estadounidense Thomas Steiz, denunció el pasado 26 de agosto, que los laboratorios farmacéuticos no invierten en investigar en antibióticos, que puedan curar definitivamente, sino que prefieren centrar el negocio en medicamentos que sea necesario tomar durante ‘toda la vida‘. ‘Muchas de las grandes farmacéuticas han cerrado sus investigaciones sobre antibióticos porque curan a la gente y lo que estas empresas quieren es un fármaco que haya que tomar toda la vida. "Puede sonar cínico, pero las farmacéuticas no quieren que la gente se cure’ ha declarado de manera tajante.
Es un grave error dejar el "negocio de la salud" a empresas privadas ya que siempre, en sus grandes objetivos, está la rentabilidad económica y el paciente es un mero cliente que no deben perder bajo ningún concepto.
En el caso de la tuberculosis, Steitz ha averiguado el funcionamiento que debería seguir un nuevo antibiótico para combatir cepas resistentes a esta enfermedad, que surgen sobre todo en el sur de África. El desarrollo de este medicamento precisa una gran inversión económica y la colaboración de una farmacéutica para avanzar en la investigación, ha comentado en rueda de prensa. ‘Nos resulta muy difícil encontrar una farmacéutica que quiera trabajar con nosotros, porque para estas empresas vender antibióticos en países como Sudáfrica no genera apenas dinero y prefieren -ha lamentado- invertir en medicamentos para toda la vida’. Por el momento, según Steitz, estos nuevos antibióticos son ‘sólo un sueño, una esperanza, hasta que alguien esté dispuesto a financiar el trabajo’.
Este es el lamentable llamamiento de un científico sin pelos en la lengua que denuncia lo que esta ocurriendo hoy en día en estos laboratorios bajo el consentimiento de los Estados y cuyas víctimas son todos los enfermos.
Richard J. Roberts, Premio Nobel de Medicina en 1993, el pasado mes de abril, en una entrevista de la Vanguardia, declaró que ha comprobado como investigadores dependientes de fondos privados han descubierto medicinas muy eficaces que hubieran acabado por completo con una enfermedad y que han dejado de investigarlas porque la farmacéutica a menudo no están tan interesadas en curar como en sacar el dinero al paciente, por lo que esa investigación de repente es desviada hacia el descubrimiento de medicinas que no curan del todo, sino que cronifican la enfermedad y la hacen experimentar una mejoría que desaparece cuando deja de tomar el medicamento. Ante la respuesta del periodista diciendo que era una grave acusación, el respondió."Pues es habitual que las farmacéuticas estén interesadas en líneas de investigación no para curar sino sólo para cronificar dolencias con medicamentos cronificadores mucho más rentables que los que curan del todo y de una vez para siempre. Y no tiene más que seguir el análisis financiero de la industria farmacológica y comprobará lo que digo".
Es en todo este negocio en el que el Ministerio de Sanidad junto con los Departamentos de Justicia correspondientes, deberían investigar y actuar contra estas prácticas abusivas y de control de las enfermedades, que afectan gravemente al ciudadano.
Ignacio Ramonet, especialista en geopolítica y estrategia internacional y consultor de la ONU y ex director de Le Monde Diplomatique, ha denunciado:
"Los genéricos son medicamentos idénticos, en cuanto a principios activos, dosificación, forma farmacéutica, seguridad y eficacia, a los medicamentos originales producidos en exclusividad por los grandes monopolios farmacéuticos. El periodo de exclusividad, que se inicia desde el momento en que el producto es puesto a la venta, vence a los diez años; pero la protección de la patente del fármaco original dura veinte años. Entonces es cuando otros fabricantes tienen derecho a producir los genéricos que cuestan un 40% más baratos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la mayoría de los Gobiernos recomiendan el uso de genéricos porque, por su menor coste, favorecen el acceso equitativo a la salud de las poblaciones expuestas a enfermedades evitables. El objetivo de las grandes marcas farmacéuticas consiste en retrasar por todos los medios posibles la fecha de vencimiento del periodo de protección de la patente; y se las arreglan para patentar añadidos superfluos del producto (un polimorfo, una forma cristalina, etc.) y extender así, artificialmente, la duración de su control del medicamento……. sus innumerables lobbies hostigan también permanentemente a la Oficina Europea de Patentes (OEP), cuya sede se halla en Munich, para retrasar la concesión de autorizaciones de entrada en el mercado a los genéricos. Asimismo lanzan campañas engañosas sobre estos fármacos bioequivalentes y asustan a los pacientes. El resultado es que, según el reciente Informe publicado por la Comisión Europea, los ciudadanos han tenido que esperar, por término medio, siete meses más de lo normal para acceder a los genéricos, lo cual se ha traducido en los últimos cinco años en un sobregasto innecesario de cerca de 3.000 millones de euros para los consumidores y en un 20% de aumento para los Sistemas Públicos de Salud".
La doctora Ghislaine Lanctot ha sido expulsada del colegio de médicos y la retirada de su licencia para ejercer medicina, al publicar un libro titulado "La mafia médica" en el que otras denuncias afirma que las autoridades mienten cuando dicen que las vacunas nos protegen o que el SIDA es contagioso o que el cáncer es un misterio.
Si hablamos sobre la medicina natural podríamos extendernos ampliamente y dar a conocer las grandes propiedades de estas terapias no invasivas a nuestro organismo. Pero dejo al curioso lector que siga investigando por si mismo y descubrirá un amplio mundo donde las enfermedades pueden curarse. Solo expondré un caso "el agua de mar".
Rene Quinton salvo la vida de miles de personas en Paris solo con agua de mar. En 1912, fue llamado por las Autoridades de Egipto para que intentara parar el cólera en El Cairo donde miles de personas estaban muriendo. Rene fue allí y paró el cólera con agua de mar. A su regreso a Francia fue recibido como un héroe e inauguró decenas de dispensarios marinos, donde se entregaba agua de mar para ser bebida de forma gratuita. Hoy día, gracias a la Asociación OMDIMAR, se esta divulgando esta práctica en numerosas partes del mundo. Un conocimiento que se extiende de boca en boca. El agua de mar tiene grandes propiedades curativas y tomando tres vasos diarios, renueva nuestro medio interno y nuestras células se convierten en resistentes y fuertes. El agua de mar tiene todos los elementos de la tabla periódica de Mendeleiev, es nutritiva, previene la desnutrición y hace mejorar nuestra salud. Además es alcalina y contrarresta a la acidez donde se derivan todas las enfermedades.
Un ejemplo de cómo la propia sociedad pone trabas a la medicina natural, lo tenemos precisamente en el agua de mar. Desde hace un año, OMDIMAR esta intentando que llegue el conocimiento de las propiedades del agua de mar a Haití, donde miles de niños están muriendo por cólera y desnutrición. Se han reunido con la Embajadora de Haití, escrito cartas a la Casa Real, Cruz Roja, numerosas organizaciones y ONGs que trabajan en la zona. Se han reunido con Mensajeros de la Paz y el padre Ángel…….NADA. Solo la Casa real contesto diciendo que se lo mandaba a la Cruz Roja y Cooperación Internacional y la Cruz Roja les escribió tras recibir carta de la Secretaria de la Reina diciendo que se lo enviaba a la Cruz Roja Internacional…y nada más, silencio más silencio. Nadie se ha interesado por las propiedades curativas del agua de mar, cuando en Nicaragua existen más de 70 dispensarios marinos repartidos por todo el país y más de 50 médicos al frente de la Doctora Teresa Illari que están curando a miles de enfermos, cuando Rene Quinton paro el cólera con agua de mar.
Por lo tanto el agua de mar previene, cura y sin embargo las propias organizaciones que se suponen son humanitarias, frenan y anulan la esperanza de vivir de millares de personas. Increíble en un mundo deshumanizado. Increíble que sean las propias organizaciones las que quieran ignorar algo tan sencillo, gratuito y fácil de conseguir como es el agua de mar.
Precisamente es en Nicaragua donde se ha aprobado la Ley de medicinas complementarias, en la que se recoge el agua de mar como terapia marina y la nueva medicina germánica (NMG). Un ejemplo a seguir para todas las naciones del mundo.
Por todo ello es necesario de forma urgente que las autoridades sanitarias vean en las medicinas alternativas un campo de cultivo para el bienestar de las poblaciones, una práctica que ahorraría millones de euros a la seguridad social y garantizar una población más saludable para el propio bienestar de la humanidad.