(Extraído de elporvenir.com.mx)
Por: Gaby Matus, Miércoles, 31 de Julio de 2013
Muchas personas creen que los medicamentos homeopáticos sólo alivian resfriados, golpes o molestias por dentición infantil.
No obstante, también tienen profundo alcance terapéutico en los trastornos mentales y emocionales.
Tradicionalmente, la Psiquiatría se observa como disciplina médica enfocada a problemas mentales o emocionales, distintos a las enfermedades eminentemente físicas.
A ello habría que agregar que, hasta hace poco, gran porcentaje de la población mexicana consideraba que estos padecimientos no ameritaban atención alguna, de modo que trastornos como depresión, ansiedad, angustia o ataques de pánico, por ejemplo, eran desequilibrios que podían superarse con un poco de fuerza de voluntad por parte del enfermo.
Hoy se sabe que gran parte de las alteraciones psíquicas tiene su origen en el mal desempeño de los neurotransmisores (sustancias que permiten la comunicación entre neuronas); sin embargo, hay enfermedades psiquiátricas más graves, como el trastorno bipolar (alternancia de momentos de tristeza y euforia) o esquizofrenia (dificultad para pensar de manera lógica y para diferenciar entre experiencias reales e irreales) que la Ciencia no ha podido descifrar por completo.
Contrario a lo que señala la Medicina clásica, la Homeopatía sitúa los fenómenos mentales “dentro del mismo cajón” que los padecimientos físicos, toda vez que observa al ser humano como un ente integral.
Si el individuo sufre alguna alteración en su fuerza vital, dice la disciplina creada por el alemán Samuel Hahnemann, entonces habrá manifestaciones de todo tipo: a veces en la esfera psíquica, a veces en la física, y en ocasiones en forma mixta.
Pruebas fehacientes Entre 2002 y 2004 se realizó estudio en el Centro Comunitario de Higiene Mental del Hospital Camilo Torres, en Santiago de Cuba, para determinar la eficacia de la Homeopatía en el tratamiento de alteraciones psíquicas.
En la investigación participaron 140 pacientes con trastornos psiquiátricos menores y síntomas como: tristeza, irritabilidad, llanto, pérdida de memoria, distracción, insomnio y ansiedad.
Se conformaron dos grupos de tratamiento con 70 individuos; uno fue atendido con Homeopatía y otro con medicamentos convencionales.
La mayoría de los participantes tenía entre 45 y 62 años (90 casos), con claro predominio del género femenino (122 pacientes, es decir, 87.14%).
Vale la pena mencionar que 49 personas tenían depresión, 38 síndrome de ansiedad, 32 síndrome mixto, y 21 neurosis de ansiedad y depresión.
Después de un mes, 63% de los enfermos atendidos con Homeopatía mejoraron notablemente, mientras que sólo 33.89% de los voluntarios tratados con Alopatía tuvieron alguna mejoría.
Por si fuera poco, la investigación también dejó en claro que la atención mediante la terapéutica creada por Samuel Hahnemann fue mucho más económica.
Solicitud en aumento El Dr. Eduardo Imventarza, profesor titular de la Fundación Centro Argentino de Homeopatía Hahnemanniana, explica que cada vez son más las personas que llegan a los consultorios homeopáticos con algún tipo de trastorno psiquiátrico, siendo la depresión el padecimiento más frecuente.
De acuerdo con la opinión del experto sudamericano, quienes buscan ayuda “son personas que han cursado prolongado tratamiento psiquiátrico, y que reciben medicación más o menos abundante que los mantiene relativamente bien.
También está el grupo de individuos que han visto a psiquiatras y psicólogos, además de otros profesionales y pseudoespecialistas, que recurren al médico homeópata como ‘último recurso’.
Finalmente, están los que vienen por recomendación de otros pacientes que fueron curados con Homeopatía, hayan tenido o no alguna enfermedad mental”.
Agua y aceite El Dr. Imventarza afirma que los enfoques de la Medicina alópata y homeópata son completamente diferentes.
De acuerdo con la primera, los trastornos mentales tienen como origen una alteración química en el cerebro; allí es donde se produce la secreción y recaptura de los llamados neurotransmisores, y cuando alguno de estos pasos se altera, aparecen problemas como depresión o fobia.
Así, el objetivo del tratamiento alopático es suministrar medicación que actúe en la disfunción neuronal para que se normalice la conducta.
“Por su parte, la Homeopatía considera que tener algún desequilibrio psíquico, como depresión o miedo, por ejemplo, es tan sólo un síntoma, como lo es la hipertensión (presión arterial elevada), diabetes (aumento en la concentración de azúcar en sangre debido a la incapacidad del organismo para aprovecharla) o cáncer.
Es decir, que se trata de la manifestación de una desarmonía más profunda que abarca a todo el individuo, el cual se constituye de espíritu, mente y cuerpo”, asevera.
Un ejemplo claro es el siguiente: si una persona, además de ser depresiva, padece de hipertensión arterial, reumatismo y trastornos digestivos, el médico homeópata tomará todos estos síntomas como indicios de una misma y única enfermedad que se está manifestando en diferentes niveles.
Ejemplifica el Dr. Imventarza: “Si en una instalación hidráulica la cañería principal está podrida, veré que en distintos sectores empiezan a presentarse problemas de fugas.
Si procedo a repararlas, la situación mejorará por un tiempo, pero en un lapso más o menos largo reaparecerán las mismas filtraciones, u otras.
Sólo hasta que no repare o cambie la tubería primaria habré dado solución real al percance; antes sólo intenté remedios paliativos”.
La Homeopatía considera que existe una causa profunda que genera las enfermedades, llamada psora.
Ésta puede considerarse como “defecto de fábrica” que todos tenemos desde que nacemos, y que sería “la cañería más o menos dañada que nos toca en suerte según la herencia”, explica el médico argentino.
Cada individuo tiene su psora, esto es, una manera particular de sufrir, de sentir, de expresar el sufrimiento y de enfermar.
También es una forma única de experimentar la angustia de vivir y el miedo a dejar de existir.
Por ello, el especialista en Homeopatía debe realizar exhaustivo análisis a través de las enfermedades que manifiesta el paciente, pero también profundo estudio de su historia personal.
Sólo en ese momento, con todos los datos en su poder, el médico homeópata podrá acudir a su amplio arsenal de medicamentos y recomendar el más adecuado para ese paciente, y para nadie más.