(Extraído de healthfinder.gov)
Un estudio descubrió que los que comían más frutas, verduras y pescados tenían menor probabilidad de mostrar deterioros cerebrales en 5 años.
Por Amy Norton
MIÉRCOLES 6 de mayo de 2015 (HealthDay News) -- La gente que come muchas frutas y verduras podría preservar mejor la memoria y aptitudes cerebrales al envejecer, según sugiere un nuevo estudio.
Los resultados, que se publicaron el 6 de mayo en la revista Neurology, se suman a la evidencia que relaciona una alimentación saludable con riesgos más bajos de demencia.
Los científicos descubrieron que entre 28,000 adultos mayores de más de 40 países, los que en una escala de alimentación balanceada estuvieron entre el 20 por ciento con mejores resultados tenían menor probabilidad de mostrar un deterioro de memoria, atención y otras funciones cerebrales en los 5 años siguientes.
Comparados con otros adultos mayores que preferían carne roja y dulces, el riesgo de una deterioro cerebral en los grupos que seguían la dieta más balanceada era un cuarto más baja. Entre los que tenían las mejores dietas, un 14 por ciento mostró deterioro, comparados con un 18 por ciento en las personas con las peores dietas.
El estudio no demuestra que la dieta en sí misma aporte los beneficios, declaró el autor principal del estudio, Andrew Smyth, investigador en la Universidad McMaster en Hamilton, Ontario, Canadá.
Pero dijo que el estudio tomó en cuenta otras explicaciones (como el hecho de que las personas con mejores hábitos alimenticios podrían tener una mejor educación, ser más delgados, hacer más ejercicio, y fumar menos).
A pesar de esto los resultados de la dieta estaban ligados a la agilidad mental de las personas.
Después de todo, dijo Smyth, “nuestro estudio sugiere que una dieta balanceada podría reducir el riesgo del deterioro cerebral”.
¿Y a qué se refieren con “dieta saludable” en cuanto a la agilidad mental?
En este estudio, el equipo de Smyth calificó los hábitos alimenticios de las personas usando un índice de “comida saludable”. Un puntaje alto, dijo Smyth, significa que la persona consume muchos alimentos saludables, como frutas y verduras, y pocos alimentos no recomendados, como la comida frita.
Pero según Christy Tangney, profesora de nutrición clínica en la Universidad Rush de Chicago, nadie puede decir a ciencia cierta cuál es la mejor dieta para el cerebro.
Tangney, quien no participó en esta investigación, estudia el vínculo entre dieta y riesgo de demencia. En un estudio reciente, ella y sus colegas descubrieron que los adultos mayores que seguían una dieta que apodaron la “dieta MIND” tenían un riesgo más bajo de desarrollar Alzheimer.
Según Tangney, esta dieta es una mezcla de las dietas mediterránea y DASH (diseñada para combatir la hipertensión), que pueden ayudar a prevenir cardiopatía e infartos.
La dieta MIND hace hincapié en frutas y verduras (sobretodo moras y hojas), granos enteros, nueces, aceite de oliva, leguminosas, pollo y pescado, y evita la carne roja, quesos, mantequilla, dulces y comida frita.
Pero según Tangney esta dieta no ha demostrado combatir la demencia porque no se ha puesto a prueba en un estudio clínico, donde se le asignaría al azar a distintas personas.
En general, dijo Tangney, la investigación sobre dietas y el cerebro debe “avanzar a la siguiente fase”.
“Lo que significa la fase de pruebas clínicas”, dijo. Desafortunadamente, este tipo de estudios de las dietas son complicados y caros, y es difícil encontrar patrocinios.
¿Pero por qué pueden ayudar a preservar la memoria los alimentos? Una posibilidad, según el equipo de Smyth, es que los nutrientes antiinflamatorios que tienen las frutas, verduras y pescados sirven para preservar la salud mental.
Además, lo que beneficia al corazón suele beneficiar al cerebro: al disminuir la presión arterial, mejorar el flujo sanguíneo, y evitar infartos “encubiertos”, según Smyth.
Tangney declaró que se ha demostrado que las dietas mediterránea y DASHmejoran la salud cardiovascular, y por lo tanto son buenas elecciones.
“Ambas dietas comparten algunos alimentos en común que pueden proteger contra cardiopatía e infarto, y quizá contra la reducción de funciones cognitivas.
Tangney sabe que es difícil que la gente cambie sus hábitos alimenticios, en especial si están rodeados de comida rápida y tienditas.
“Pero si quiere proteger a su cerebro, vale la pena intentarlo”.
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