(Extraído de pandwespanol.wordpress.com)
Cuando uno inicia sus estudios en homeopatía, bien sea como post-grado o como licenciatura, uno no tiene idea de lo que es homeopatía; y cuando se tiene, se piensa que toda escuela o colegio que ofrece cursos “Hahnemannianos”, lo hacen sobre las bases de su creador, el Dr. Hahnemann.
Se comienza a estudiar y conforme pasa el tiempo, quienes teníamos el deseo de haber estudiado algo que medicamente valiera la pena, nos enfrascamos en una especie de decepción, al observar que nos habíamos metido en algo cuasi psicológico y espiritualista. Mediante superposiciones que hacen los maestros en relación a las afirmaciones de Samuel Hahnemann provenientes de malinformación heredada y falta de investigación, nos dibujan a un Hahnemann siempre sentado en un sillón haciendo elucubraciones sobre los principios de la homeopatía. Esto, para quienes gozan de la especulación y de creerse a sí mismos descubridores de algo más allá del entendimiento humano, les encanta pensar en un Hahnemann de esa manera. Lo cierto es que, independientemente de que Hahnemann también era un gran pensador, él prefería fundamentarse a través de la observación y la experiencia a fin de obtener conocimiento; por lo que él mismo afirmaba: “creo más en la experiencia que en mi propia inteligencia”.
Lejos de ese Hahnemann especulativo, taimado, filosófico, y perezoso que nos pintan en la escuela, encontramos por medio de sus escritos más bien a uno completamente observador, anotador, activo, experimental, escrupuloso, crítico de sí mismo, que trata de falsear sus propias hipótesis. Él, junto con su mejor pupilo, el Dr. Boenninghausen, nos dejan un legado que pocos se han interesado en estudiar; y en contraste, encontramos un sistema educacional completamente distorsionado de lo que Hahnemann quiso establecer como metodología haciéndonos creer que Kent (y sus derivados) está en completa concordancia con él.
Pasado un tiempo de egresados y después de juguetear con los remedios estereotipándolos con ciertas personalidades de los pacientes, compañeros, maestros y hasta parientes, comenzamos a darnos cuenta de que nuestra taza de efectividad es completamente baja, por no decir paupérrima (a lo mucho, de un 30 %, y eso gracias a tiros de suerte). Lo mejor que podemos decir es que nuestros pacientes se sienten mentalmente mejor; como si la labor de un médico fuera meramente ser un consejero espiritual o un psicólogo (dicho sea con todo respeto a los profesionales en psicología a quienes les refiero todo lo que tenga que ver con trastornos de personalidad).
He tenido el privilegio de conocer al Dr. Gary Weaver, quien con una carrera destacada de más de 30 años, y después de haber viajado por el mundo visitando museos, bibliotecas, y personas poseedoras de materiales originales, ha investigado la verdadera metodología Hahnemanniana. Con gran generosidad, y consciente de mi interés por conocer la verdad, me ha compartido sus enseñanzas y después de un buen número de años de práctica tengo claro que lo que se enseña como homeopatía Hahnemanniana en los colegios, irónicamente no tiene nada que ver con Hahnemann, simplemente porque Kent no siguió sus directrices y por consiguiente su metodología atestada de creencias religiosas y prejuicio moral es fallida en la mayoría de los casos en que ésta se aplica. Lo único que tuve que hacer para reaprender y hacer un viraje en mi profesión, fue aceptar los hechos y la enseñanza sin prejuicios, consultando las herramientas más consistentes y apropiadas.
Una vez que uno se encarrila sobre la base racional de Hahnemann, comienza a notar los resultados. Uno comienza a observar más detenidamente los signos y síntomas más notables y particulares del caso y comienza a entender la correlación de su método con la estructura, graduación y organización de las rúbricas en el repertorio de Boenninghausen. El TPB, no sólo es un repertorio, sino una SINOPSIS de lo que el método Hahnemanniano implica. Ambos maestros, estaban en sintonía y coordinación como para establecer una guía para el homeópata que sintetizara todo lo que Hahnemann afirmaba y deseaba transmitir.
En este sentido, los profesores acreditados de los seminarios del Institute for Homoeopathic Medicine, el Dr. Gary Weaver, Vera Resnick, y el Dr. Guillermo Zamora, usamos casi exclusivamente el Therapeutic Pocket Book 1846 (Versión 2015 de Polony & Weaver) en nuestra práctica medico homeopática diaria. Y aunque ocasionalmente uno encuentra que los remedios puedan no parecernos los más adecuados durante el análisis, encontramos herramientas prácticas dentro del programa para consultar la Materia Medica y así hacer nuestro diagnóstico homeopático.
Por otro lado, el Institute for Homoeopathic Medicine ha hecho pública su inconformidad por la situación deplorable a la que se ha llevado a la homeopatía como terapia médica, pero también ha publicado de manera gratuita los puntos claves de la verdad de Hahnemann, haciendo traducciones y compartiendo material de gran valor para el homeópata que tiene la inquietud de reaprender y ejercer su profesión desde un ángulo médico, seguro, certero y eficiente.
Como última reflexión, quisiera expresar mi más sentido pesar, a quienes por conflicto de interés nos han cerrado las puertas para impartir la metodología de acuerdo a como la definió Hahnemann. Algunas escuelas y laboratorios en México D.F., en Guadalajara Jalisco, y Oaxaca. Todos ellos no le dan la espalda al IHM, se la dan a Hahnemann, y todo pareciera indicar, que su mayor interés es continuar autoerigiéndose como “Gurús Modernos” y hacer política a través de un sistema médico que sólo nos llama a un objetivo como lo indica el aforismo 1 del Organon de la Medicina (6ª. Edición):
“La única y elevada misión del médico es la de restablecer la salud en los enfermos, que es lo que se llama curar”
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