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Andrés Guerrero Serrano
-Homeópata-

martes, 7 de junio de 2011

Las abejas y su miel, salud y bienestar de forma natural (I)

(Extraído de El diario.com.co)

Gustavo Adolfo Guacaneme González

La relación entre el hombre y las abejas melíferas nació desde la prehistoria cuando el hombre primitivo trataba de cazarlas para obtener de ellas principalmente su miel y para consumir en algunos casos sus crías. Esta practica es común hoy en día en muchas tribus indígenas en África, el Himalaya y en comunidades campesinas en América Latina. Fue tal la fascinación por la miel y por conocer la vida de las abejas que el hombre buscó a toda costa ponerlas en nidos artificiales que pudieran ser controladas. Los egipcios fueron grandes apicultores, conocieron las virtudes de la miel y del propóleo con el que embalsamaban sus momias y en lo sepulcros de los faraones incluían vasijas con miel. Para los griegos la miel era el alimento de los dioses, era tan valiosa para ellos que cobraban parte de sus tributos en miel, tenían muy variados usos para ella y consideraban que debía ser el primer alimento después de la leche materna. Hipócrates quien alcanzó la avanzada edad de 107 años atribuía su vitalidad al consumo de miel. Desde la época de los griegos y hasta la actualidad, la miel y los productos de las abejas han sido símbolo de la longevidad y de vitalidad por su connotación de alimento y medicina a la vez. Pero solo hasta 1851 cuando el sacerdote Lorenzo Lorraine Langstroth inventó la colmena moderna, se pudo conocer el interior de las colonias y cosechar masivamente otros productos de las abejas, importantísimos para la salud humana como el propóleo, el polen y la jalea real. La miel es apreciada desde la antigüedad por su sabor y valor nutricional pero muy especialmente por las propiedades curativas que presenta, las cuales, en forma empírica han sido manejadas por muchas culturas desde tiempos remotos. En términos cuantitativos la miel está compuesta mayoritariamente por azúcares invertidos como son la fructosa y la glucosa, estos monosacáridos son absorbidos muy rápidamente por el organismo a diferencia de la sacarosa, disacárido que se encuentra en muy pocas cantidades en la miel y que es de lenta absorción con lo que se favorece procesos fermentativos en el tracto intestinal. La miel también es fuente importante de minerales y de oligoelementos; esta riqueza de minerales y en especial de potasio favorecen la rápida absorción de monosacáridos. A diferencia de otros enducolorantes naturales y artificiales, la miel es rica en enzimas como la diastasa y la invertasa, las cuales favorecen los procesos digestivos. La reconocida actividad antibiótica de la miel se debe a la presencia de inhibinas que acompañadas de alto contenido de monosacáridos y de la presencia de acetilcolina son responsables de la acción curativa sobre las heridas. Los efectos benéficos sobre el sistema circulatorio y el corazón se deben al gran aporte energético y a la acción desintoxicante de la miel, además de un favorecimiento del riego sanguíneo debido a la liberación de fosfatos orgánicos por parte del hígado, tras la ingestión de la miel, por ello es utilizada en casos de insuficiencia cardíaca y angina de pecho. En pacientes con anemia es recomendable gracias a los aportes minerales y en especial de hierro destacándose para ello las mieles de color oscuro. Presenta una acción secretolítica expectorante que estimula las glándulas bronquiales por lo que es recomendada en casos de catarros e inflamaciones de las vías respiratorias.

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