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Andrés Guerrero Serrano
-Homeópata-

viernes, 7 de octubre de 2011

Nuestra Inmunidad depende del Hígado

(Extraído de naturopatia.biomanantial.com)

Por JOSEP MASDEU BRUFAL,Naturópata

El hígado es el gran depurador de nuestro cuerpo; realiza muchas funciones y un papel fundamental en el metabolismo. Además. es responsable de:

La producción y secreción de la bilis, que se utiliza para descomponer y digerir los ácidos grasos.

La producción de proteína de la sangre y cientos de enzimas para la digestión y otras funciones del cuerpo.

La transformación de toxinas y desechos en sustancias menos nocivas para después eliminarlos del cuerpo, etc.

Hígado graso

Las enfermedades del hígado son bastante comunes y no incluyen sólo a la hepatitis. El hígado graso, del cual se habla muy poco, es un problema causado por la mala alimentación, obesidad, diabetes, falta de proteínas y también un alto consumo de alcohol.

Con los métodos convencionales, el hígado graso no se cura, pero se puede ralentizar el avance de la enfermedad. El consumo de vitamina B7, también llamada colina o vitamina J, ayuda a que la grasa no se acumule ni se deposite en el hígado.

Hepatitis: la enemiga del Hígado

La hepatitis es una inflamación del hígado. Síntomas habituales de la hepatitis son: debilidad y fatiga, pérdida de apetito, problemas digestivos, náuseas, coloración amarillenta en los ojos, la lengua, la piel y la orina, colesterol alto, alergias, etc.

Si el sistema inmunológico se debilita, el cuerpo enferma y no puede evitar las infecciones, por lo que es más receptivo a los virus de la hepatitis.

Ictericia

La ictericia es una de las formas más comunes de infección del hígado. Si no se trata a tiempo, puede acarrear problemas más complejos, como cirrosis y hepatitis.

Con un hígado en mal estado es difícil encontrarse bien. Por eso conviene ayudarle de vez en cuando con un ayuno moderado o una cura de desintoxicación.

El hígado está situado debajo del diafragma, ocupa la parte más alta de la cavidad abdominal, en el hipocondrio derecho. Su posición es importante para la circulación, ya que tiene una vascularización muy abundante.

Funciones del Hígado

Las funciones básicas del hígado son cinco.

• El suministro de sangre del hígado es característico. Procede tanto del corazón,  como del sistema digestivo a través de la vena porta.

Convierte el azúcar glucosa en glicógeno y la almacena hasta que el organismo la necesita. También guarda vitaminas, hierro y minerales, hasta que el cuerpo los necesite.

• Las células hepáticas producen proteínas y sustancias grasas como los triglicéridos y el colesterol.

• El hígado produce la bilis que descompone la grasa de los alimentos. La bilis es necesaria para que el cuerpo absorba las vitaminas A, D y E, que se encuentran en la grasa.

Elimina químicos, alcohol, toxinas y medicamentos de la circulación sanguínea y los envía a los riñones para ser expulsados como orina o a los intestinos como defecación.

El Hígado y la Alimentación

Cuando se tragan los alimentos, los nutrientes pasan por la garganta y llegan al estómago para seguir a los intestinos. Estos órganos descomponen y disuelven el alimento en pequeños trocitos que son absorbidos por el torrente sanguíneo. Muchas de estas partículas van desde los intestinos hasta el hígado, que las filtra, convirtiendo el alimento en nutrientes que la sangre lleva a las células que lo necesitan. El hígado guarda estos nutrientes y los libera a medida que el cuerpo los va necesitando.

El hígado, al ser tan complejo, también es vulnerable a una serie de trastornos, algunos originados por excesos como de alcohol o medicamentos; otros por infecciones como la hepatitis vírica, el cáncer y otros trastornos metabólicos.

Pero el hígado también es fuerte y tiene una la capacidad para regenerarse después de una enfermedad, ya que posee reservas de nutrientes a las cuales recurre cuando está infectado. Cuando el hígado está afectado por la hepatitis vírica, sus células hepáticas son dañadas o destruidas. En principio está preparado para superar estas lesiones por su capacidad para regenerarse y reparar el daño. Cuando ya no puede regenerarse y sus capacidades para filtrar y almacenar nutrientes se ven afectadas, esa fase terminal de la enfermedad se denomina enfermedad hepática descompensada, porque el hígado no puede reparar la lesión que está padeciendo.

La salud depende de la capacidad del organismo para eliminar los residuos dañinos. Como los hábitos no son los adecuados, aparecen señales que recomiendan una depuración, estos se manifiestan en forma de enfermedad, fatiga, caída del cabello, pérdida de apetito, uñas frágiles, disfunciones del sueño y otros signos indicadores de falta de energía.

Una depuración consiste en reducir el nivel de toxicidad. Y esto se consigue reduciendo los tóxicos que tomamos y ayudando a los órganos a realizar su función, estimulando la eliminación de toxinas.

Crisis curativas

Cualquier estado depurativo lleva a veces a la aparición de “crisis curativas“, lo que indica que en el cuerpo se están produciendo cambios. Hay señales que nos avisan de la marcha del proceso:

La lengua se cubre de una saburra espesa, dependiendo de la composición de los residuos que se eliminan. Cuando vuelve a su color rosada y la saburra es blanca y fina es señal de que la depuración ha finalizado.

El aliento es fuerte o maloliente. Cuando finaliza el proceso, vuelve a ser fresco y limpio.

La orina es oscura y espesa, con olor fuerte. Al final de la depuración, vuelve a ser clara.

Los excrementos son más oscuros, espesos y cuantiosos, volviendo a su color y textura cuando finaliza la depuración. Con el ayuno, los excrementos no aumentan, pero si hay al menos una evacuación diaria, lo que indica que había residuos acumulados.

Las crisis pueden ir acompañadas de síntomas como:

Dolor o jaqueca, que hace que se busque calor, calma y haya un rechazo a los alimentos…

Fiebre, aumento de la frecuencia cardíaca, aumento de la circulación sanguínea y una respiración más intensa. Dado que la fiebre realiza una función de defensa, conviene mantenerla controlada, con la aplicación de paños fríos, fricciones en la espalda o baños de agua fría.

Reducción de la función muscular, sensorial y digestiva. La intensidad de la misma dependerá del grado de toxemia.

Otros síntomas frecuentes son: sudoración, aumento de mucosidad, secreciones, forúnculos, etc.

Durante la desintoxicación se deben:

Consumir alimentos naturales.
• Consumir fruta en el desayuno, comida y cena.
Cocinar los alimentos al vapor, hervidos o a la plancha.
Eliminar los productos refinados, la carne roja y los productos lácteos y sus derivados.
No consumir bebidas alcohólicas, excitantes, etc.
• No tomar alimentos fritos, precocinados, etc.
• Tomar algún caldo depurativo fuera de las comidas.
• Reducir la cantidad de alimentos a comer.
Evitar situaciones de estrés.
Mantener una higiene externa e interna adecuadas.
• Realizar una actividad física conforme con nuestras necesidades.
Dormir un mínimo de horas para tener un sueño reparador.
Beber agua filtrada o embotellada.

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