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Andrés Guerrero Serrano
-Homeópata-

martes, 6 de septiembre de 2011

Biosales

(Extraído de Revista Buena Salud)

05/09/2011 2:46 pm

Las defensas orgánicas indispensables para el funcionamiento del cuerpo

A menudo escuchamos consejos que tienden a eliminar o reducir sustancialmente el consumo de sal en nuestra alimentación. Sin embargo, hay un grupo de sales que resultan muy beneficiosas para el organismo.

Que “La sal es mala”, que “Altera el funcionamiento del corazón”  y que “Ayuda a la retención de líquidos”. Siempre escuchamos consejos que señalan a la sal como la culpable de todos nuestros males. Pero según las experiencias relatadas por el doctor alemán Willianm Schüessler a finales de siglo pasado, hay un total de once sales minerales disueltas en la sangre y los tejidos humanos, las cuales resultan indispensables para el normal funcionamiento del organismo, evitan su degeneración prematura y ayudan a mantener las defensas activas.

En base a esta teoría, las biosales controlarían a través de su movimiento molecular todas las funciones corporales y su carencia total o parcial impediría que otros componentes mucho más importantes pudieran realizar las funciones que les son propias.

Su carencia o deterioro progresivo no sólo originaría trastornos, sino que podría bloquear las actividades cotidianas más elementales. Las biosales se encuentran en los alimentos marinos, la luz del sol y hasta en el mismo aire que respiramos; pero una alimentación inadecuada, tóxicos de cualquier tipo, enfermedades del metabolismo y hasta algunas causas de origen emocional, pueden destruirlas y con el tiempo anular su misión vital.

En esta nota sintetizamos en una breve guía las biosales que se necesitan para los trastornos que más a menudo se presentan en nuestra vida cotidiana y pueden atenuarse con curaciones minerales.

Parentesco de las biosales con los tratamientos homeopáticos

Muchas veces se ha considerado a las biosales como parte del vademécum homeopático, y si bien la forma en que pueden restituirse al cuerpo es similar a la que utiliza la homeopatía, y de hecho quienes trabajan con ellas son los médicos homeópatas, las sales de Schüessler no pertenecen puramente de esta medicina.

El sistema curativo de la homeopatía se basa en el principio de curación por lo semejante, en cambio el método del doctor Schüessler se basa en procesos químicos fisiológicos que se efectúan en el organismo. Mediante este tratamiento quedan compensadas directamente las alteraciones producidas en los movimientos moleculares de las sustancias inorgánicas del organismo.

Para el médico alemán, un medicamento que tiene la misma constitución de los cuerpos minerales del cuerpo humano y cuya aplicación se basa en la química fisiológica, es un cuerpo bioquímico. La sangre está compuesta por agua, glucosa y proteínas, y contiene una serie de iones como sodio, potasio, calcio, hierro, magnesio, y cloruros, fluoruros, sulfuros y carbonatos.

Las sales de sodio se encuentran en todo el plasma sanguíneo; las de potasio, en los glóbulos. Durante el metabolismo, los tejidos sufren deterioros y pérdidas; es por eso que se debe estar atentos a cómo reponer lo que nos falta para ahuyentar enfermedades. La administración de pequeñísimas dosis de estos componentes minerales es suficiente para restablecer las funciones orgánicas, además de cubrir las demandas celulares.

La forma de administración es variable, según los criterios del especialista; tanto los comprimidos, cápsulas o gránulos, se aconsejan de distinta forma según el paciente: hay que dejarlos disolver en la boca durante un minuto antes de tragarlos, tomarlos tres veces al día o una hora antes de las comidas, lo que representa la dosis media por persona.

Causas de las carencias

Hay sales del tipo alimentario y en este sentido cabe destacar que no existe cantidad máxima ni mínima en las necesidades de una persona y, por lo tanto, no podemos basarnos en las tablas que a menudo circulan sobre las necesidades orientativas para cada persona. No es lo mismo una embarazada que un niño anémico, un abuelo o un gran bebedor. También influyen los antecedentes del paciente: si ha sido un enfermo renal o es diabético. Y los desequilibrios cuantitativos de una sustancia determinada. Por ejemplo, si la necesidad es de potasio, diagnóstico al cual se arriba después de que el médico realiza distintos estudios y análisis, aunque tomemos la cantidad adecuada puede no ser suficiente o estar bloqueada su acción a causa de un exceso de cloruro sódico, bastante habitual en la alimentación de muchos países. Es muy importante recordar que en proceso de refinado, conservación y blanqueo de los alimentos, las sales se ven tremendamente alteradas.

Según la teoría del doctor Schüessler, para aprovechar los beneficios de las sales minerales no son necesarias cantidades altas de medicación,  pero sí levemente más concentradas en proporción con los remedios homeopáticos

LAS ONCE SALES

Sulfato potásico (Kalium Sulfuricum)

Lo encontramos en la epidermis, mucosas y hematíes, médula ósea y los músculos. Contribuye al transporte del oxígeno a todo el organismo y su carencia produce falta de oxígeno, secreciones diversas y fiebre alta. Se recomienda en cuadros de asma, bronquitis crónicas, conjuntivitis y otitis.

Sulfato Sódico (Natrum Sulfuricum)

Se encuentra en los riñones,  el páncreas y el intestino, actuando sobre las biliares y la urinarias. Su carencia produce retención de líquido, edemas y celulitis. Por lo tanto, se recomienda la ingesta de esta sal cuando hay cuadros de  este tipo o cólicos estomacales, vómitos y asma que se agrava con climas húmedos.

Cloruro potásico (Kalium Muriaticum)

A nivel corporal lo encontramos en los líquidos, tejido intersticial, los glóbulos rojos y en los músculos. En los alimentos lo encontramos en cerezas, cebollas, limón, bananas, miel, uvas, cereales, huevos y papas. Se indica en erupciones cutáneas, tos, infecciones, aftas bucales, cistitis, acné y sobrepeso.

Cloruro sódico (Natrum Muriaticum)

Esta sal regula el equilibrio osmótico de las células. Su carencia produce dificultades digestivas, deshidratación, edemas e hipertensión. Se encuentra en alimentos como almendras, naranjas, arroz, lenteja, manzana, pescados y huevos. Está indicada frente a debilidad muscular, lumbago, cefaleas y estreñimiento.

Floruro Cálcico (Calcárea Flúorica)

Se encuentra en el tejido conjuntivo, los dientes, los tendones y la piel. Lo contienen alimentos como tomate, uva, arroz, papas y espinaca. Actúa sobre ligamentos, esmalte dentario y la médula. Su carencia produce retraso del desarrollo óseo, hemorroides y várices. Indicado en osteoporosis e insuficiencia venosa.

Fosfato cálcico (Calcárea phosphorica)

Forma parte de las células, llegando a ser imprescindibles en la salud del sistema nervioso y del óseo. Se encuentra en alimentos como cerezas, peras, apio, arroz, cebollas y espinacas. Está indicada en reumatismo, anemias, o en niños de crecimiento rápido que sienten dolor de huesos.

Fosfato de hierro (Ferrum phosphoricum)

Es el elemento esencial de la sangre, e interviene en la maduración de células del bazo. Su carencia produce anemia, amigdalitis y hemorragias. Se encuentra en el hígado, soja, legumbres, cereales y pescado. Recomendada frente a anemias, bronquitis, mala circulación o sinusitis.

Fosfato magnésico (Magnesia phosphorica)

Es componente elemental de la médula; forma parte de los músculos, huesos y dientes. Los alimentos que la contienen son la espinaca, lechuga, queso, trigo y cereales. También el pan, las peras, ciruelas y cerezas.  Esta sal está indicada en arteriosclerosis, espasmos, contracturas musculares, jaquecas punzantes y cólicos.

Fosfato potásico (Kalium Phosphoricum)

Este compuesto mineral está presente en el tejido nervioso en particular, además de en el cerebro y los huesos. Esta sal se recomienda en casos de hipocondría, cuadros de ciática, insomnio, irritabilidad, vértigo, úlceras gástricas e incontinencias urinarias.

Fosfato sódico (Natrum phosphoricum)

Esta sal se localiza en los líquidos que constituyen los tejidos, en las células nerviosas y musculares. Es la encargada de destruir el ácido úrico, controlar el exceso de azúcar y favorecer la eliminación de grasas.  Por lo tanto, se recomienda en cuadros reumáticos, acidez, gota, diarrea venosa y otitis.

Sulfato Cálcico (Calcárea Sulfúrica)

Su contenido en azufre la convierte en depurativo. Su carencia produce deficiencia en los mecanismos de eliminación de toxinas, que se acumulan en las fosas nasales y la piel. Se encuentra en alimentos como el ajo, almendras, papas y leche. Esta sal se indica para casos de forúnculos, caries dentales, cistitis, amigdalitis y dermatitis.

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