(Extraído de Vos.LaVoz.com ar)
La doctora en química Valeria Edelsztein, investigó cómo ayudan al organismo algunas plantas y por qué otras no.
Por Josefina Edelstein 19/09/2011 16:38
En el jardín de la casa del abuelo Dolbeo abunda el aloe vera. La planta prendió en la tierra de Deán Funes de tal manera que, si hoy se comprobara científicamente que el aloe cura todo aquello a lo que lo aplica (quemaduras, lastimaduras, moretone...), Dolbeo tendría materia prima suficiente para abastecer a unos cuantos interesados. Podría enseñar sobre su cultivo, la forma que en que hay que cortar las hojas, eliminar sus espinas, extraer su pulpa sanadora y el método de aplicación, y su jardín sería una fuerte competencia para los regeneradores de la piel o las populares curitas.
Sin embargo, la ciencia tiene sus dudas y todavía no pudo comprobar con el rigor que le es propio si los múltiples beneficios que se le atribuyen son una verdad irrefutable.
“Si bien pareciera ser que el aloe vera tiene muchísimas propiedades, la realidad es que los estudios al respecto son muy limitados y, a veces, contradictorios. En principio, sí es útil para las quemaduras de primer y segundo grado, pero no está probado su uso para quemaduras de sol. También tiene algunas propiedades antibacterianas y antifúngicas pero, por el momento... mucho ruido y pocas nueces. La mayoría de los estudios son en animales y no pueden extrapolarse a humanos tan fácilmente”, dice Valeria Edelsztein, doctora en Química y autora del libro Los remedios de la abuela. Mitos y verdades de la medicina casera (Editorial Siglo XXI).
Edelsztein cuenta que la idea original del libro “era contar cómo llegan los remedios desde la naturaleza –ya sea en una planta o en un organismo marino– hasta el botiquín de nuestra casa. Qué cambios ocurren en el camino, cómo se ‘construyen’ estos fármacos, en dónde se prueban, cuánto tiempo se necesita, cómo sabe el remedio que a mí me duele la cabeza, etc. Todo esto con el objetivo de mostrar lo interesante que es este proceso y, también, de poder crear cierta conciencia de que por más que una noticia asegure el descubrimiento de la cura de alguna enfermedad, es importante entender en qué parte del proceso estamos. ¿Se probó en ratones? ¿O en animales más grandes? ¿O en humanos? ¿O sólo son ensayos preliminares? La idea es que todos podamos aprender un poco más pero sin crear falsas expectativas”.
“Recorriendo este camino –prosigue–, fue que empezaron a surgir los famosos remedios de la abuela. Y fue inevitable preguntarme cuánto de mito y cuánto de realidad había en estos consejos. Además, la escritura coincidió con mi embarazo y todo el mundo tenía a mano un consejito para las náuseas. Por lo tanto, puse manos a la obra con el objetivo de explicar desde la ciencia, el funcionamiento de estos remedios que todos probamos alguna vez”.
Los sí y los no
Mientras trabajaba en el sustento bibliográfico del libro, comenta que “lo más lindo fue encontrar explicación a mitos que uno pensaría que no tienen ningún sentido y poder refutar algunos que están muy arraigados en nuestra cultura”.
Veamos con Valeria Edelsztein qué cosas del botiquín casero pertenecen al orden de las creencias populares y cuáles tienen una función probada para la salud.
–¿Las rodajas de papa bajan la fiebre?
–Es una creencia popular que las rodajas de papa ayudan a bajar la fiebre. Pero la realidad es que no hay ningún estudio científico aún que lo compruebe o lo refute. Por ahora, cuestión de creer o reventar...
–¿Es cierto que el tomate sirve para deshinchar los ojos y aliviar ojeras?
–Se dice que hay que usar tomate y limón ya que las vitaminas A y C y el hierro que aporta el tomate, combinado con las propiedades del limón, logran aclarar la zona luego de algunos días de tratamiento y aliviar las ojeras. No he podido encontrar estudio alguno que lo demuestre científicamente, lo cual no quiere decir que alguna vez se compruebe o refute. Lo que sí es cierto es que el tomate es más de 90 por ciento agua y puede hidratar la zona. Pero un remedio muy útil para los ojos hinchados son las compresas de manzanilla porque tiene antinflamatorios y antisépticos naturales como el ácido cafeico y el linoleico.
–¿Algún remedio casero para mejorar el ánimo?
–Hacer mucho ejercicio libera endorfinas que nos ayudan a estar de buen humor. Y ese es un remedio sano y efectivo. Pero hay otro que tenemos muy asociado con la felicidad: el chocolate. Según los científicos, aunque puede haber algo de cierto en la creencia de que el chocolate levanta el ánimo, hasta ahora no se ha logrado obtener evidencia científica de que sea así. Tampoco se puede descartar que el producto sea una causa y no una cura para la depresión. Los científicos piensan que al igual que ocurre con la euforia temporal que produce el alcohol, el chocolate puede tener beneficios en el estado de ánimo a corto plazo pero un efecto negativo a largo plazo, lo cual provoca que las personas se sientan peor después de comer chocolate.
Pero no todo son malas noticias. La serotonina, que es una sustancia encargada de transmitir señales nerviosas a través de las neuronas, tiene una relación directa con el estado de ánimo: si su nivel en sangre es alto, sentimos placer y bienestar; si es bajo, crece la ansiedad. Para que el cuerpo produzca esta sustancia necesita un aminoácido que se llama triptofano. ¿Dónde lo encontramos? En la espinaca, ananá, semillas de lino, espárragos y pollo. ¡Hay para todos los gustos!
–¿El limón alivia los problemas de hígado?
–El limón tiene unas sustancias que se llaman flavonoides y también citrato y ambas poseen poder antioxidante. Por eso ayudan a evitar daños oxidativos en el hígado. Además, algunos estudios demostraron que estos mismos componentes reducen la velocidad de formación de las famosas “piedritas” de oxalato de calcio en los riñones, muy conocidas y muy molestas. Así que un poquito de jugo de limón con agua todos los días puede ayudarnos a estar un poquito más sanos.
–¿Es cierta la tan mentada utilidad de la miel para la tos?
–Pocas cosas hay más difundidas en lo que a remedios caseros se trata que la miel para aliviar la tos y el dolor de garganta. La buena noticia es que distintos estudios realizados en niños y adolescentes de entre 2 y 18 años con infecciones en las vías respiratorias demostraron que la miel es capaz de aliviar las membranas irritadas en la parte posterior de la garganta y que posee efectos antioxidantes y antivirales. De hecho, un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) la considera segura, fuera del período de la lactancia, para aliviar la tos. Es muy importante recordar que la miel no está recomendada para menores de un año, porque existe riesgo de desarrollar una enfermedad llamada botulismo.
–El tilo, ¿es tranquilizante?
–Es una planta medicinal que las abuelas nos recomendaban cuando nos veían un poco nerviosos y en efecto, el famoso “té de tilo” actuaba como sedante. Pero hoy sabemos que también tiene propiedades como ansiolítico e hipnótico y son comprobables científicamente. Aún no se sabe cuál de sus componentes es el responsable de esos efectos, pero se piensa que son, nuevamente, nuestros amigos flavonoides. Se cree que actúan de manera parecida a unos fármacos muy usados como sedantes que se llaman benzodiazepinas y que “trabajan” a nivel del sistema nervioso central.
–Ahora que se viene el calor y estamos más expuestos al aire libre, ¿está bien ponerse barro para las picaduras de abejas y hormigas?
–El barro suele estar fresco y calmar el dolor, pero no va a hacer nada más por nuestra picadura, así que mejor dejarlo para ensuciarse... Uno de los principales componentes del veneno de las abejas y las hormigas es el ácido fórmico y su mejor neutralizador es el bicarbonato de sodio (el mismo que se usa para hacer buches con agua o para la cocina).
–¿Algún remedio natural que no esté muy difundido?
–¡El uso de la remolacha para bajar la presión! No lo conocía y me pareció muy útil y al alcance de la mano. Cuando ahondé en el fundamento, todo tuvo sentido: la remolacha tiene nitratos que en nuestro cuerpo se convierten en óxido nítrico, un gas. Este gas dilata los vasos sanguíneos y por eso baja la presión. Es como tener una autopista muy congestionada y agregarle un carril: se descomprime...
Tres aciertos de la abuela
Tirar el cuerito. Parece “cosa ´e mandinga”, pero tiene un fundamento científico. Los pellizcos en la espalda estimulan una formación nerviosa (el plexo celíaco o solar) que acelera el movimiento estomacal y desprende el bolo alimenticio “pegado” en el estómago.
Anillo para los orzuelos. Un orzuelo es la inflamación de alguna de las glándulas sebáceas del párpado. Las alianzas son útiles porque, como cualquier metal, al ser frotado, se calientan y ese calor ayuda a que el orzuelo madure y deje salir la grasa que contiene. De todas maneras, los médicos recomiendan un hisopo o un paño con agua caliente porque es más higiénico.
Sopa de pollo para la congestión. La sopa de pollo puede reducir los síntomas del resfrío por cuatro razones: al inhalar el vapor tibio de la sopa se aflojan las secreciones nasales, el calor ayuda a suavizar el ardor de garganta, el caldo contribuye a prevenir la deshidratación y, lo más interesante, es que el caldo en cuestión evita la acumulación de neutrófilos, que son las células que combaten los virus y provocan tanto malestar en las personas resfriadas.
Tres errores básicos
La naranja cura el resfrío. La vitamina C (como muchas otras cosas) no es acumulable: lo que nos sobra, se elimina. Por lo tanto, kilos de naranjas no nos harán tener más vitamina C. Si bien esta vitamina está involucrada en el proceso de formación de los glóbulos blancos que son nuestras células de defensa, ningún estudio ha demostrado que sea capaz de prevenir gripes ni resfriados en circunstancias normales.
La zanahoria mejora la visión. Las zanahorias contienen una alta concentración de beta-caroteno, una molécula que el cuerpo convierte en vitamina A, esencial para disfrutar de una vista saludable pero nos alcanza con una zanahoria al día para incorporar todo el beta-caroteno que nuestro cuerpo necesita. ¡No tendremos una vista 20/10 por atiborrarnos de zanahoria!
La leche es el mejor remedio para la acidez. La leche es uno de los alimentos menos ácidos y puede contrarrestar la acidez en un principio, pero es un alivio engañoso porque otros de sus componentes, como el calcio y las proteínas (caseína), estimulan aún más la secreción de jugos gástricos y terminan causando un efecto “rebote”.
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