(Extraído de ElDiario.com.co)
Gustavo Adolfo Guacaneme González
Mucho es lo que se escucha hablar acerca de las propiedades del ajo, no solo en el campo de la culinaria sino también desde el punto de vista de su uso en el manejo de muchas enfermedades. A lo largo de la historia se le han atribuido gran cantidad de propiedades medicínales, muchas de ellas de comprobación clínica y otras que simplemente son el resultado de una formulación empírica trasmitida a lo largo del tiempo de manera ancestral.
Hemos querido profundizar un poco más en el tema dada la importancia que esta planta ha tomado en los últimos tiempos y teniendo en cuenta que su estudio puede aportar grandes beneficios para la salud del ser humano.
Empezaremos por decir que su nombre científico es el Allium sativum y es una planta herbácea que puede alcanzar una altura de sesenta centímetros, cultivada en gran escala por ser muy empleada en la preparación y condimentación de diversos alimentos. La planta está provista de un bulbo que a su vez consta de bulbos secundarios reunidos en un tallo discoide y recubierto por escamas de color grisáceo o blanco amarillento.
El ajo es natural y nativo de Europa y del Asia Central y cultivado en climas cálidos, en Colombia el ajo se adapta a altitudes desde los 1.700 a los 3.000 metros sobre el nivel del mar, su multiplicación se hace por medio de los dientes. Su olor es fuerte, no siendo muy apreciado por todo el mundo pues comunica a! aliento un olor desagradable pero la real composición este olor es dada por la presencia de un aceite volátil el cual contiene alitna que al picar o machacar los dientes de ajo se convierte en alicina y esta a su vez en contacto con el aire, se transforma en sulfuro, responsable no solo del olor sino también de la acción bactericida con diferentes gérmenes del tipo gran positivos y gran negativos. Pero el ajo también contiene catalizadores biológicos que necesariamente participan en el efecto terapéutico de la planta.
El examen químico revela la presencia, en proporción considerable, de hormonas masculinas y femeninas con actividad equipotencial; vitaminas A, 81, C en grandes cantidades, nicolamida, grasas, minerales como el fósforo el calcio y el hierro y también aminoácidos, lo cual le da unas características bien especiales a esta planta. El ajo se utiliza como alimento y como medicina desde al menos, el antiguo Egipto.
El historiador griego Herodoto dice que los esclavos que construyeron la gran pirámide lo comían en grandes cantidades. Son muy numerosas las aplicaciones del ajo en la medicina natural, experimentos realizados en la India han revelado que el consumo de ajo en la comida reduce significativamente la tasa de colesterol y otras grasas en la sangre.
En las dos guerras mundiales se aplicaba ajo a las heridas para evitar septicemias y gangrenas, también se ha usado con buenos resultados para controlar diarreas, disentería, difteria, tos ferina, tifus y hepatitis siendo eficaz también en infecciones por hongos y tricomonas.
Se ha demostrado que el ajo reduce el nivel de azúcar en la sangre, por lo cual está indicado en pacientes con diabetes. Desde el punto de vista terapéutico los bulbos poseen propiedades emolientes y refrescantes y en medicina casera se utilizan para resolver abscesos, forúnculos y panadizos así como para eliminar callosidades
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